Centro de la vida en la ciudad, de vital importancia. De ella partían las siete calles fundacionales que terminaban en sus siete puertas. En sus manzanas divisionales, prácticamente se ubican las siete parroquias fundacionales (veneración al número 7 tan significativo para judíos y cristianos). A la Plaza Mayor van a dar las principales vías placentinas (característica común de los núcleos urbanos hispano-cristianos).
Presenta una forma irregular con tendencia al rectángulo, convirtiéndola en foro tanto para actividades mercantiles como recreativas (corridas de toros y carreras de caballos). La primera referencia histórica de corrida de toros se encuentra en “Las Cántigas de Santa María” de Alfonso X El Sabio, narrando una corrida de toros en Plasencia donde se salva un hombre que estaba lidiando. En la Plaza se desposaron Juana la Beltraneja y Alfonso V de Portugal. Otro dato de interés fue el ajusticiamiento de la llamada Serrana de la Vera.
El aspecto que la define es su valor de centro comercial unido al de centro civil. En ella se encuentran la casa del concejo, el Ayuntamiento, del siglo XVI, de estilo gótico-renacentista y con fachada de doble arcada. Destaca el escudo de Carlos V y el campanario donde se ubica uno de los símbolos de la ciudad, el famoso abuelo Mayorga (figura autómata).
En época medieval en la plaza se celebraba mercado diariamente, destacando el de los martes que estaba exento de tasas. Había puestos situados en los soportales y en el centro de la plaza. Se dividía en Plaza Alta, al lado del Ayuntamiento, ocupada por los soportales de la textil y de los paños; y Plaza Baja, situada al lado contrario del Ayuntamiento, ocupada por los soportales de los zapateros. En torno a la plaza baja vivían personas dedicadas a actividades curativas. A la derecha joyeros y merceros exponían sus productos (jabones, pimentón, azafrán…). Al lado izquierdo los soportales de carnicerías y pescaderías, también del grano y del pan.