Data del s. XIII y es una de las primeras iglesias de la ciudad. Destaca lo curioso de su campanario, al que se accede por el exterior independientemente de la iglesia. A lo largo de los años ha sufrido varias remodelaciones. Se encuentra en su interior una virgen de piedra del siglo XIII, nuestra señora de Fuentidueñas, que se encontraba originalmente en la ermita del mismo nombre, antiguamente vinculada a las órdenes del Temple y del Císter.

Destacan en esta fachada del arquitecto Diego de Siloé su estilo renacentista y la gallonada torre del melón, que se encuentra a su lado izquierdo.
Es una fachada orientada al sur, en el patio del enlosado de la Catedral, y es también la más completa de las que tiene la catedral nueva. Pese a que también presenta hornacinas vacías, sí que encontramos, a ambos lados de la puerta, las estatuas de San Pedro y San Pablo. Llaman también la atención sus ventanas orientadas hacia la dirección del sol. En su parte superior encontramos dos sirénidos decorativos. Más arriba hay dos medallones de Carlos V y su esposa.

Cerca de esta fachada encontramos dos curiosos relojes lunares, cuarto creciente y cuarto menguante, muy difíciles de interpretar y que servían para ver las horas por la noche.